jueves, 4 de agosto de 2011

No me gusta trabajar, pero trabajo en lo que me gusta.

Hong Kong Julio 2011

Empezaré pasado mañana a escribir, la primera página será tal cual la carta que justifica la novela, luego introduciré una frase para presentar al personaje, algo así como: “no me gusta trabajar pero trabajo en lo que me gusta”, para pasar seguidamente a situar la historia y al personaje dentro de ella, Hong Kong, Singapour, Macao… Una primera persona dinámica transportará diligente las primeras páginas, llenando de color y verbo las líneas de hormigas, hasta que llegue el nudo, el momento de la entrega de la carta, de las páginas que obligan al lector a arar con tractor, sin dejar de colorear y colorear insalivando la parte posterior de los ojos, y haciendo crepitar las neuronas como el fuego de la chimenea.

En este momento aprovecharía para introducir al co-protagonista, al causante de todo, al perseguidor del perseguido, y al que mantiene a la editorial a la espera de una segunda edición del libro. Ese personaje, ninja-sicario por dentro fashion-victim por fuera, nos narra su paseo hasta encontrarse con el personaje principal, un paseo dulce y sedoso que se pierde en una estación de metro justo después de haber mirado a los ojos del lector y haber visto su casa, su familia e incluso haberse leído a él mismo en el libro. La novela, a falta de 50 páginas, se convierte en un viaje en colchoneta por mitad del océano, esperando que alguna tragedia pase en cualquier momento, ahora la acción se ha diluído en una retahíla robótica de cuestiones filosóficas que son presentadas en formato de piñata, que el lector tratará de golpear a base de palos de ciego, pero que nunca llegará a averiguar el interior real de todo aquello, porque no se habrá dado cuenta y habrá llegado a las últimas diez páginas, situadas encima de los raíles de un tren bala, entendiéndose únicamente que el protagonista se ha salvado gracias a él, al lector, al cliente, con el mismo truco que yo utilizo para evitar escribir la novela, porque pasado mañana siempre empieza pasado mañana.

8 comentarios:

Osselin dijo...

A mi no me gusta trabajar pero me encantará trabajr de fotógrafo y más con Super Pedro

Osselin dijo...

He querido decir "me encantaría"

el lobohombre dijo...

Trabajar de fotógrafo es cuestión de profesionalidad, trabajar con Pedro es cuestión de suerte.

Anónimo dijo...

Que no te gusta trabajar se nota.

el lobohombre dijo...

y creer saber quién es usted, me reconforta.

Anónimo dijo...

Desde cuándo me tratas de Usted...?

el lobohombre dijo...

desde que usted es Anónimo.

Anónimo dijo...

Jajaja, muy bueno...