lunes, 16 de agosto de 2010

Madres y decibelios.


Hoy han cruzado una madre con su hija de una acera a otra, un coche ha pasado cerca y la madre le ha gritado a la niña ¡corre!, entonces la niña ha respondido con un sprint de niña, como abrir una lata de fanta, inmediato, corto, sonoro y refrescante. Inmediatamente he relacionado la cuestión del grito de las madres y de la velocidad de respuesta de sus hijos. El nivel máximo de decibelios que puede generar la garganta de una madre será correspondido con la aceleración y posterior velocidad media máxima de su hijo/a, así inconscientemente los progenitores tienen en su genética un mapa de velocidades de reacción, aceleración y velocidad media, así como de salto, giro o flotación del niño en cuestión. A veces el accidente es irremediable, ya que los niños tienen un límite biológico de respuesta, o que el mensaje de los padres es impreciso, tanto conceptualmente (un escueto ¡cuidado! puede ser muy desconcertante para un chaval) como de modulación de los decibelios por error del padre/madre (que no se corresponda la potencia de voz con la velocidad necesaria de escape).

2 comentarios:

Ra dijo...

Bravo.

Bleinch dijo...

Ja, ja, ja.
Grande Javi.
Por lo de los fotógrafos, otro día le hago un homenaje a Avedon. Por tí, eh.