Sacha es aplaudido constantemente por la gente. Allá dónde vaya, cualquier ciudad, cualquier ayuntamiento, cualquier bar, donde sea que esté, le aplauden, ¡Plás! ¡Plás! ¡Plás!, y le miran mientras inclinan ligeramente la cabeza, todos los días de su vida. Él hace preguntas, pide una cerveza, demanda medicinas cuando está enfermo, pero sólo y únicamente recibe aplausos, de todos, siempre para Sacha.
1 comentario:
Es que tiene cara de chiste (de aquellos tan buenos que aplaudes al final)
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