martes, 15 de febrero de 2011

"Los descuidados"

Fotografía de Richard Avedon.

Si uno va diciendo Wim Wenders despacio y empieza a acelerar tendrá la sensación de que se acerca un tren refinado, un elegante trasporte sobre raíles cromados decorado con muebles vintage de los años 50.

En ese tren viaja gente con mucho gusto, es una delicia estar sentado junto a ellos. Ver lo bien que combinan la ropa, la elegancia de su lenguaje, la sofisticación de sus peinados. La música va sonando, Bach, Strauss, Mozart, y cuando se acaban los vinilos una banda de jazz en vivo, perfectamente ataviados con trajes de los años 20, rememora lo que se escuchaba en el legendario Cotton Club. Las conversaciones en el vagón-casino varían, de los misteriosos
~10-43 segundos antes del tiempo de Planck, hasta el cine de Kurosawa, pasando por la novela “Memorias de Adriano”, Tintoretto o los diseños de Eams y Van der Rohe. Degustan vinos sibaríticos como el Chateau Petrus del 2005 o el Inglenook Cabaret Sauvignon del 1941. El conjunto suma una armonía perfumada, el buen gusto concentrado y multiplicado a modo de fractal.

Pero hay algo que no se está teniendo en cuenta, uno de los hombres, enfundado con un exquisito traje de la sastrería italiana Brioni, botines de Hermes y unas gafas Oliver Peoples recogidas en el bolsillo de la americana, ha cometido un atroz crimen, esta mañana, mientras surcaba el armario, se ha percatado de que no le quedaban calcetines de Salvatore Ferragamo, ni siquiera alguno de color mostaza o granate de Louis Vuitton más informal, únicamente ha podido elegir entre unos calcetines de deporte. Unos de esos que tienen en el margen superior dos rayas pintadas de colores, como dos gotas de mercurio vertidas sobre agua bendita. El trata de pasar desapercibido, de hablar con lo hombres y coquetear con las bellas damas, de introducir temas, pero está desasosegado, incómodo, se le cuela el sudor en los ojos, su corazón compite con el traqueteo del tren.

Dios sabe qué le pasaría si le descubrieran, todavía están recientes los gritos de horror de Del’Aqua cuando fue descubierto, dicen, con una camiseta Imperio, su cuerpo fue encontrado por la zona de Avignon golpeado brutalmente y envuelto en una manta de HyM. El glamour no tiene compasión, pero la cuneta sí tiene espacio de sobra para más “descuidados”. Wim Wen Ders, Wim Wend ers, Wim Wende rs, Wim Wenders, WimWenders...

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