Móvil, cartera y llaves.

Entramos, yo iba algo tocado, algo borracho o drogado no lo recuerdo, pero si recuerdo haber visto la alfombra Darth Vader, el casco era real y el resto era la capa, me quedé ahí un rato mirándola, de cuclillas y con la copa en la mano. El ambiente era bestial, pensé en la idea de alguien dándole una patada a la casa y que toda esa gente saliera a inyectar veneno. Las paredes estaban decoradas con fotos gigantes de virus y bacterias, en el papelito informativo te indicaba cuál era cuál. Me quedé apoyado al lado del Ebola, pero eso no me ayudó a mantenerme en pie. Me vino a la cabeza una entrevista a Nirvana, Krist Novoselic, el bajista, decía que los humanos son tan perezosos que necesitan un esqueleto para apoyarse.
De alguna manera llegué al baño, la ducha era una cabina de teléfono londinense, me encantó, me quise duchar, pero dentro había dos jóvenes muy enamorados. Me toqué el bolsillo derecho, cartera, el bolsillo izquierdo, móvil, el bolsillo trasero, llaves. Me entró la necesidad de saber si había alguna mascota ahí. Fui buscando por las habitaciones y sólo había gente enganchada unos a otros por cualquier parte del cuerpo. También me topé con una competición de scalextric y de videoconsola, pero no estaba seguro si eso lo estaba viendo en la tele o fuera de esa tele. Abrí un armario de la cocina y encontré comida para perro, saqué un puñado y lo metí en el microondas, luego le añadí tomate y jamón york, un poco de curry y aceite de oliva. Salí de ahí con ese manjar y empecé a buscar al perro, pero no había manera. La gente me cogía comida del plato y me ponían ojos como de mmm!, qué bueno, yo decía sí sí, acabé sin nada. Tiré el plato. Me apoyé al lado de la Hepatitis C, volví a pensar en algo y fue en la parte cuando Dumbo se emborracha, así era un poco aquello. Toqué el bolsillo derecho, cartera, toqué el bolsillo izquierdo, móvil, toqué el bolsillo trasero, llaves.